Diálogo entre Condorito y Pepo(Extraído del Libro Caricaturas de ayer y hoy, por Luisa Ulibarri, y editado en la colección "Nosotros los Chilenos" de la editorial "Quimantu" el 16 de noviembre de 1972).
C: ¿ Y en ese momento me concebiste ?
P: Claro. estaba harto picado. Walt Disney había elegido para nuestro país una figura tierna, pero muy poco humana, era el avioncito Pedro, que se empinaba con gran esfuerzo por los Andes. Y a Brasil le había dado Pepe Carioca, ese papagayo que fuma habano, usa camisa a rayas y toca el pandeiro; a México le creó el famoso Pancho Pistolas, ese gallo de pelea que calza revólver y sombrero. Y nosotros nada más que un avioncito que en honor a Don Pedro Aguirre Cerda se llamó Pedrito.
C: ¿ Entonces tú pensaste en mí ?
P: Pensé en nuestro escudo, pensé en el huemul y el cóndor, pense que entre las dos figuras tu estabas más cerca de lo que somos nosotros. Porque a pesar de que Don Arturo Alessandri decía que nuestro país estaba plagado de huemules y en la política, la especie esa como que se estaba extinguiendo. Preferí el cóndor. Por eso te hice bajar a ti de la cordillera, te calcé ojotas, te puse sombrero de huaso, te hice hablar y vivir en el mundo de los humanos. Tú serías uno más de nosotros, Condorito.
C:¿ Y me trajo la cigüeña ?
P: Nooo...., llegaste al mundo en un frasco de tinta china.
C: Y desde entonces, ¿ cuántas ocupaciones me has dado ?
P: Uff, muchas. Has sido mozo, carpintero, sastre, albañil, sepulturero y...
C: Y pinche de Yayita. Ah..., la Yayita, ¡pensar que la conocí huasa como yo allá en Pelotillehue, y después se vino a Santiago y se puso pituca! Aquí conoció a ese desgraciado de Pepe Cortisona.
P: Pero tu vales más Condorito...
C: Si, pues. No le puedo dar auto, pero tengo un corazón más grande que el de un transplantado.
P: Ahora te pregunto yo : ¿ que harías si fueras tú el dibujante mío ?
C: Buena pregunta, por la reflauta. Siempre lo he pensado. Me vengaría de todos los dibujantes y caricaturistas chilenos, me vengaría de ti, Pepo. Inventaría un personaje y lo haría trabajar en ediciones de 500 páginas.
A todo esto, en la casita del perro Washington, se lee "muerte al Roto Quezada". Esa es una vieja historia en la que René Ríos Boettiger fue a almorzar a un restaurant, y fue mal atendido por el Sr. Quezada, dueño del local. Inclinaciones políticas, malos tratos y ratos. En fin. Para olvidarlo y sólo dejar que el recuerdo de Condorito, en la forma que sea, nos haga reír, un poco aunque sea.