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miércoles, agosto 30, 2006

Mi Madre


Por calle del rey arriba de San Francisco a la diestra, en casa de recios muros, vivía la primavera la luna que se asomaba por los ventanales era la boca de una guitarra: las cuerdas eran las rejas. La Primavera tenía carne de mujer morena, ojos de amor y pecado, boca de dulce promesa. Manuel Rodríguez la amaba, mas otro la pretendiera: Antes de decir su nombre, mi boca firme se cierra. sonriente y mozo era el uno; el otro, celo y fiereza. Entre los dos militares temblaba la Primavera. En noches de ausente luna, llegaban ambos a verla: el uno por la ventana, el otro por franca puerta. Los besos del que acudía sin trabas a la vivienda, eran amargos de celos y hablaban de muerte artera; mas los de Manuel Rodríguez sabían a madreselvas, sabían a estrellas rubias y a rasgueo de vihuelas. a la mujer por las rejas toda el alma se le fuera. Jinete en caballo moro, Rodríguez a verla llega. Le cantan los espolines al desmontar en la acera. Los espolines le cantan a la mujer que lo espera, pecho adentro, sangre arriba como nupciales promesas A través de los barrotes, las manos de la morena sobre el pecho masculino descansan en la guerrera. Del militar en el cuello relumbran dos calaveras: es la insignia de los Húsares que entre las sombras destella. -Amado, anoche soñaba... soñaba cosas siniestras: la insignia que tu llevabas en sangre se tiñera... Amado, en un cielo negro sangraba la luna nueva... Manuel Rodríguez besaba los labios de la morena; sus dientes en la penumbra brillaban con risa fresca. - La bala que ha de matarme ningún hombre la fundiera. La sangre que viste anoche son mis amores, morena. En Tiltil quedó tendido, de muerte alevosa y fiera. La sangre del pecho abierto manchaba dos calaveras. En la noche de aquel día fue roja la luna nueva. A traición tuvo que ser, que de frente no pudieran. La bala no fue de plomo, que fue de celo y fiereza. Al mundo vino muy tarde ese año la primavera. Las rosas fueron mas rojas y fue mas triste la tierra. En calle del Rey arriba, de San Francisco a la diestra tras enrejada ventana lloraba la primavera. Un caballero de sombra llegarse quiere a ella. no cantan sus espolines al desmontar en la acera. del caballo que lo trae las herraduras no suenan. En vano dos blancos brazos asómase por la reja: el caballo es el viento; sombra en la sombra se aleja. la mujer está llorando. ya no vendrá el que la espera. ¿El nombre de esta mujer de sueño, amor y leyenda?... Vivió en Santa Cruz de Triana, era criolla y morena... La historia no dice más. Llamémosla Primavera.


De rancagua, su poema favorito. Oscar CastroZuñiga, autor del poema, su poeta favorito. Convergen. Tu eres mi favorita.

6 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Gustavo como íntimo amigo de Roberto, te mando mi último comentario que fue banneado por el excelso Roberto, imagino que banneado desde el corazón.
Ahi vá

"Roberto, estoy francamente divertido. No sólo has dedicado un texto a nuestra divertida incursión sino que hay 32 comentarios que, exceptuando el de anónimo, el único con cordura, son más de los mismo.

Nos hemos reído mucho, es una pena que tú no te lo tomarás con sentido del humor desde el corazón.

Ahora nos echas, era previsible. Las críticas siempre son difíciles de asumir. Pensaba que tu filosofía zen te había hecho madurar, pero no, ya veo que no. Una lástima.

Imagino que la democracia todavía es joven en Chile y, tú, que viviste todo el período dictatorial junto al Papo, te has impregnado de los vicios del decrépito dictador. Roberto no imaginaba que estuvieras tan "emputecido". Eso sí, me duele la inexactitud. En ninguno momento hemos mencionado a tu mujer ni a tus hijos. A tu mujer, por que como católicos pensamos que el matrimonio es un vínculo indestructible. A tu hijos por que son menores de edad y ellos no tienen ninguna culpa de la concepción. Roberto, por favor, echanos si quieres pero sé honesto y sobre todo, exacto en tus planteamientos. Lee, sobre todo lee, desde el corazón, así como tu enseñas, a Voltaire pero no, no Roberto, no para rebatir nuestras citas sino te aconsejo que leas el relato Micromegas, me recuerdas tanto al parodiado secretario de la academia de ciencias que al recibir el libro de la sabiduría , abrirlo y comprobar que estaba en blanco dijo "esto ya lo sabía yo".

Sé que nos vas a borrar, pero no me importa. Mi sagrado deber es instruirte y desde el principio supe que sería una difícil labor.

Al menos que nuestra presencia, exigua, pero presencia, te sirva de recordatorio, de nuestras ens´ñanzas. Con eso me conformo. Con eso y, con saber donde está el Papo, puesto que me obligas a preguntarlo hasta en inglés.

Roberto, humildemente, no creo ser merecedor d eun post tan extenso. Francamente, a mitad de lectura me sentía aburrido por que era, y es una crítica constructiva, previsible.

como MacArthur en Filipinas, volveré.


Roberto, un amigo. "

jueves, agosto 31, 2006 3:04:00 a. m.  
Blogger Pinkerton said...

Gustavo:
Que gran texto nos ofreces, como un mecenas, Gracias, muchas gracias.

jueves, agosto 31, 2006 4:40:00 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

Pinkerton, he visitado tu blo es fabuloso me he "descojonado" de la risa.

Buena caricatura.

jueves, agosto 31, 2006 11:26:00 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

Sabía que te gustaría.
Vuelve cuando quieras, tomate un tecito, una once o un cafecito.
Allí siempre hay sitio para ti.

jueves, agosto 31, 2006 2:17:00 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

esa foto es el fiel reflejo de lo que es la tia...solo alegria y optimismo...saludos para ella y pa toda tu familia...besos

sábado, septiembre 02, 2006 3:56:00 p. m.  
Blogger Pinkerton said...

Hola, somos un grupo de seguidores de los textos de Roberto Arancibia y hemos creado un blog

Fan de Arancibia

Hay café, también licores, no seamos puritanos y también buena compañía, especialmente de madrugada
Nos vemos allí, saludos

martes, septiembre 05, 2006 1:58:00 p. m.  

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